martes, 18 de septiembre de 2012

Superando obstáculos de la agricultura orgánica

Para producir leche orgánica son necesarios granos orgánicos. Y a medida que más personas optan por la leche orgánica, crece el mercado para el cultivo de granos que sean utilizados para el consumo animal. Sin embargo, adoptar métodos orgánicos no es un proceso simple ni barato para los agricultores.

Es por ello que un equipo de investigadores de la Universidad Penn State y de la Universidad de New Hampshire condujo un estudio de cuatro años sobre las prácticas económicas y agrícolas involucradas en esta transición. Mediante el estudio de cultivos reducidos y cultivos de cobertura, los investigadores pudieron explicar algunas de las dificultades que un agricultor debe enfrentar para producir granos orgánicos; y fueron todavía más allá sugiriendo algunas posibles soluciones a los dilemas planteados.

Uno de los problemas surge en el sistema de cultivo reducido. En este caso el agricultor no ara tanto el terreno y las malas hierbas se apoderan de él. Algunas de ellas son muy difíciles de controlar en plantaciones perennes como el cardo de Canadá y la campanilla.

Los investigadores sugieren que arar la tierra intensamente de vez en cuando podría reducir la población de malas hierbas.

Otro problema radica en el coste del estiércol y de los abonos. Los fertilizantes pesados necesitaban ser transportados a un alto costo. Y ello sin mencionar todos los combustibles fósiles quemados en el transporte.

Según los investigadores, los agricultores deberían intentar integrar los cultivos del campo con la producción de lácteos para evitar estos costos. Un agricultor que siembra granos para el consumo animal debería contar con su propia producción láctea o unirse a una granja lechera de los alrededores. De esta forma, los fertilizantes para los cultivos y el alimento para los animales estarían cerca. A una distancia menor, los costos del transporte son también menores.

Al finalizar el experimento, los investigadores no observaron grandes diferencias entre los beneficios obtenidos por el cultivo reducido y el intensivo. Pero parece existir una tendencia de mayores ganancias en este último.

El experimento fue llevado a cabo entre los años 2003 y 2007, en la región central de Pensilvania. Fueron utilizados dos campos, uno con cultivo intensivo y otro con cultivo reducido. Los cambios en el rendimiento de los cultivos, las poblaciones de hierbas malas y los rendimientos económicos fueron medidos durante una rotación de tres años. Cada año, las plantaciones se alternaron con maíz, soja y cultivos de cobertura.

La investigación fue publicada en el Agronomy Journal.

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